La socia fundadora de nuestra asociación: Perla Licht de Voloschin, analiza el modelo mental de la película «doce hombres en pugna» (1957). Esta transcurre en la habitación de un jurado, en sus deliberaciones de inocencia o culpabilidad de un parricidio.

En primer lugar hay un hecho: un chico de 17 años es acusado de asesinar al padre clavándole un cuchillo en el pecho. En segundo lugar el crimen se repite simbólicamente en el juicio. En tercer lugar el crimen se dramatiza en el debate y en el grupo. Los miembros del jurado están impactados por la acusación del fiscal y las declaraciones de los testigos. Tienen la tarea de discutir el caso y en base a eso dar un veredicto de inocente o culpable, si es considerado culpable tiene que ser por unanimidad y será condenado a la silla eléctrica.

Once miembros del jurado votan culpable y uno: inocente. Allí se visualizan los diferentes roles de los miembros. El personaje de Henry Fonda que pone en duda la culpabilidad del acusado, propone el diálogo como manera de resolver la situación que les toca debatir, así como el poder ponerse en el lugar del otro, para entender lo que pudo haber pasado. Tienen la tarea de diferenciar hechos de fantasías, y dictaminar de acuerdo a los hechos. Así se van revirtiendo las posiciones frente a los cuestionamientos que el mismo proceso grupal va abriendo.

Hasta que queda el último que tenía la certeza de la culpabilidad, se muestra furioso y hace una crisis asesinando simbólicamente a su hijo adolescente rompiendo una foto en la que está con él. Luego de esta escena violenta y dramática cambia su voto a partir de la comprensión de que quería matar a su hijo en el muchacho acusado de matar al padre.

Al comienzo se intentaba reducir un problema a una simple votación que calme la angustia. Pensemos cuantas veces ocurre así cuando hacemos diagnósticos rápidos o cuando se piensan las problemáticas en forma lineal causa-efecto.

En cambio «pensar» significaría abrir la mente, darse tiempo, poder ir alojando ideas nuevas, en este caso alojar dudas razonables.

Imagen: 12 angry men (captura del film) en Sudacultura