Así lo expresó Paula Corso, licenciada en psicología y actual directora del área de formación de la Asociación de Psicoanálisis, Pareja, Familia y Grupo Mendoza.

¿Desde cuándo se dictan los posgrados y cómo surgió la idea de proponer esta formación?

En la década de los 80 comienza en Mendoza el estudio del psicoanálisis de parejas, familias y grupos de la mano de los psicoanalistas Marcos Bernard, Isidoro Berenstein y Janine Puget. El primer grupo de estudio se constituye como una filial de la Asociación de Buenos Aires y al poco tiempo se decide la creación de la APPFG de Mendoza como asociación autónoma.

¿Cómo es la dinámica de la formación?

En la actualidad el cursado es de tres años, con una frecuencia mensual de dos días, viernes y sábado y se puede cursar de manera presencial y virtual. La formación consta de seminarios teóricos, técnicos y clínicos sobre psicoanálisis aplicado al abordaje de parejas, familias, grupos e instituciones. Proponemos supervisiones clínicas y la práctica de grupo de reflexión psicoanalítico. También la formación exige que el profesional realice análisis psicoanalítico personal.

¿A quiénes está destinada?

La formación inicialmente estaba destinada a psiquiatras y psicólogos y psicólogas. En la actualidad se ha abierto a profesionales en grado universitario de ciencias sociales, humanísticas y de la salud.

¿Cuál es el objetivo de formar a estos profesionales?

El objetivo de la formación de profesionales en el campo del psicoanálisis vincular implica acceder a una mirada específica, dentro del psicoanálisis, que pone el foco en lo que sucede en el espacio intersubjetivo.

En las modalidades de los vínculos que preceden y constituyen a los sujetos como sujetos del inconsciente.

¿Cuál sería el balance que hacen como institución sobre los resultados de los profesionales formados?

Si bien el psicoanálisis parte de la experiencia clínica para elaborar sus hipótesis, en la actualidad, la experiencia clínica, ha trascendido las paredes de los consultorios.

El balance a lo largo de estos años es positivo ya que los profesionales adquieren una formación que les permite ampliar su mirada y lógica para trabajar con conjuntos subjetivos complejos

¿Por qué proponen esta formación y como la vinculan a las necesidades actuales de la gente?

Ya a un cuarto del siglo XXI, la ciencia avanza hacia una comprensión de la complejidad, dónde las miradas solipsistas son limitadas para abordar los conflictos y padecimientos humanos.

La formación para el abordaje de las parejas, familias y grupos se hace cada vez más necesario para poder dar respuestas a estos padecimientos.